El Mago Lavagna
Cuestionamientos metodológicos a las mediciones del Indec de Milei. Los datos oficiales, muy lejos de la realidad. Un informe indagó sobre las controversias de estadísticas asociadas a sectores claves de la economía. Los indicadores de inflación, pobreza y salario, entre los más deficitarios. Los cambios en las mediciones suman descrédito a la estadística oficial. La metodología del Indec para algunos indicadores centrales de la economía y la sociedad vienen recibiendo cuestionamientos debido a la distancia que existe entre las mediciones y lo que ocurre en la realidad. Un informe de Centro de Economía Política Argentina (CEPA) analizó en detalle las distintas controversias en torno a las estimaciones del organismo de medición oficial y encontró claras inconsistencias en las cifras sobre salarios -que impactan en el cálculo de la pobreza-, en las de pobreza e inflación -por la subponderación de indicadores claves- y en la estimación de la actividad económica -con la que evitaron titulares sobre el ingreso de la economía en recesión-.
Las modificaciones en las formas de calcular, para que los datos se
adapten a la narrativa del Gobierno, no solo agregan descrédito a las
estadísticas oficiales e imposibilidad de realizar comparaciones
certeras con años previos, sino que subestiman problemáticas graves a
las que el Estado debería ubicar en el eje de sus políticas.
El
reporte reveló que entre la asunción de Javier Milei en el Ejecutivo y
mayo de 2025, el salario del empleo no registrado publicado por Indec
registra un aumento real acumulado de 27,2 por ciento, “mostrando un
desacople significativo respecto del resto de los asalariados”. El dato
tiene como base a la EPH, que por cambios metodológicos introducidos
desde fines de 2023 “comenzó a captar con mayor precisión ingresos no
laborales previamente subregistrados (Tarjeta Alimentar, pensiones no
contributivas, Progresar y otros programas)”. El problema, de acuerdo
con CEPA, es que el instituto no explicó el impacto de estas
modificaciones sobre la comparabilidad histórica de la serie. “Esta
mejora en la captación de ingresos afecta no sólo la medición del
salario no registrado, sino también la estimación de la pobreza y la
comparación con otros indicadores salariales, como el salario registrado
del SIPA”, remarcó el documento. Sobre el Índice de Precios al
Consumidor (IPC), la dificultad está relacionada con el uso de una
canasta de consumo y una estructura de ponderadores que no resultan
representativas de los patrones de consumo actuales de los hogares. Por
ejemplo, no pondera de forma adecuada los fuertes aumentos tarifarios,
de alquileres y de combustibles. “Así, entre noviembre de 2023 y
noviembre de 2025, la inflación acumulada sería de 288,2 por ciento con
ponderadores actualizados, frente al 249,5 por ciento resultante de la
metodología vigente, una brecha cuya relevancia ha sido señalada incluso
por el FMI”, sostiene CEPA. La medición de la pobreza es otro de los
indicadores que quedó en el centro de las críticas. Por un lado, la
Canasta Básica Total (CBT) se construye a partir de una relación gasto
alimentario–no alimentario que subestima el peso actual de los servicios
y el transporte, explica el reporte. “En la última medición, la CBA
representa el 45 por ciento de la CBT, un valor significativamente
superior al observado en encuestas previas de gastos de los hogares”,
afirma CEPA. El impacto en el número final contiene entonces la
subestimación del componente no alimentario “en un contexto de fuertes
aumentos tarifarios”.
Al mismo tiempo, la estimación también está
afectada por las modificaciones en la EPH que mejoraron la captación de
ingresos no laborales previamente subregistrados, especialmente en los
deciles más bajos. “En conjunto, ambas cuestiones afectan la
comparabilidad y la confiabilidad de la incidencia de la pobreza, al
combinar una canasta de gastos desactualizada con una medición de
ingresos metodológicamente no homogénea”, señala la investigación.
En
la publicación de septiembre de 2025 del Estimador de la Actividad
Económica (EMAE), se aplicaron ajustes de magnitud inusualmente elevada,
“muy superiores a los observados en períodos anteriores, que
modificaron la trayectoria del indicador y alcanzaron hasta seis meses
hacia atrás”, agrega CEPA.
Según el propio organismo, Intermediación
Financiera es casi el único ítem que empujó el EMAE al alza, cuando la
mayoría de los informes indicaban que la economía entraba en recesión.
Mientras sectores de la economía real como industria y construcción
mostraron caídas significativas, el dato global terminó por favorecer el
discurso de Milei y Caputo sobre los beneficios del esquema económico
que llevan adelante: destrucción de la manufactura y centro en la timba
financiera. Para que la medición diera positiva, el Indec modificó siete
de los ocho valores previos de la serie desestacionalizada.
“Los
últimos datos de la serie desestacionalizada de actividad sufrieron
modificaciones significativas, elevando 1 por ciento el dato de Ago-25
entre la flamante publicación y la del mes pasado. De esta manera, la
primera estimación del nivel de actividad del tercer trimestre 2025
arroja una expansión del 0,5 por ciento desestacionalizado”, evidenció
la consultora Equilibra apenas se conoció el cálculo.
En ese sentido,
al igual que otros economistas y analistas, concluyeron que evitaron la
“recesión”, al tiempo que se autoregalaron un arrastre estadístico
positivo para 2026.
“A ello se suma la incidencia extraordinaria del
componente Impuestos netos de subsidios, que fue el principal impulsor
del crecimiento interanual de septiembre: este segmento creció 10,5 por
ciento interanual, 5,5 puntos por encima de la variación de la
actividad, y explicó 1,87 puntos porcentuales de un crecimiento total de
5,0 por ciento. En el período julio–septiembre de 2025, la incidencia
de este rubro alcanzó un máximo histórico de 23,1 por ciento, superando
en 11,9 puntos porcentuales el promedio 2004–2024, sin que este factor
haya sido destacado en el informe oficial”, detalla el CEPA.
El
último indicador que sufrió retoques fue la Encuesta de Turismo
Internacional (ETI) y la Encuesta de Ocupación Hotelera (EOH), ante los
reiterados resultados negativos de la balanza turística por el boom de
los viajes al exterior y el derrotero del turismo interno que no logra
levantar debido a la crisis del poder adquisitivo general y el derrumbe
del receptipo por el tipo de cambio desfavorable para esta actividad.
Desde
el instituto comunicaron que pretenden preservar los datos del sector
conforme a estándares internacionales, pero el trabajo se verá afectado
por la interrupción de los servicios asociados al indicador. “A este
deterioro se suma una contracción del entramado productivo y del empleo
formal del sector: según la Superintendencia de Riesgos del Trabajo
(SRT), desde la asunción del actual gobierno se perdieron
aproximadamente 450 empresas hoteleras y 7.257 puestos de trabajo
registrados”, concluyó el reporte de CEPA.








