Ley de Alquileres
Aunque con diagnósticos disímiles, inquilinos, propietarios, inmobiliarias e investigadores coinciden en que la ley promulgada en junio. Primero fueron María Eugenia Vidal y Javier Milei en campaña. Luego Sergio Massa en el acto por el Día de la Construcción, la vocera presidencial Gabriela Cerruti y el propio Ministro de Hábitat Jorge Ferraresi. Oficialismo, oposición y mercado coinciden en el "fracaso" de la ley de alquileres, a un año y medio de su entrada en vigencia. Sin embargo hay fisuras en el diagnóstico y en las posibles soluciones. Desde el entorno de Sergio Massa remarcan que la ley va a ser analizada de forma integral aunque con especial foco en cuatro puntos clave según las demandas de los principales actores del sector: el plazo de los contratos de alquiler, el índice de actualización, el sistema de garantías que el inquilino debe presentar para entrar y el trámite de registro de contratos en AFIP.
También contemplaron la posibilidad de que se suspenda por 180 días y,
por lo tanto, que los contratos vuelvan a la situación anterior. Es
decir a regir de acuerdo a los artículos del Código Civil que (no)
regulaban los contratos de locación. Lo cierto es que cada una de esas
demandas y posibles respuestas responde a distintos intereses y
PáginaI12 consultó a diputados, empresarios inmobiliarios, inquilinos y
especialistas para visibilizarlos.
Diagnóstico
El aumento de
los precios de los alquileres que, de acuerdo a estimaciones de portales
privados, fue de 57,45 por ciento promedio interanual en octubre 2021
son una muestra objetiva de que el mercado de alquileres no funciona
bien en Argentina. "La Ley de Alquileres, que pretendía asegurar a
inquilinos y propietarios, terminó disminuyendo la oferta, retrayendo la
posibilidad de desarrollar el negocio y además generando incertidumbre y
dificultades para el inquilino", sentenció Massa, resumiendo el
diagnóstico del oficialismo respecto de la ley sancionada en junio del
año pasado, con un amplio apoyo de ambos bloques, oficialista y
opositor.
Desde el sector inmobiliario responsabilizan de esta falla a
la ley de alquileres: "La ley pensada fue concretamente distinta a la
que después surtió efecto. Por exigir demasiado, hicieron que se
ofrezcan menos propiedades, o bien que se hagan contratos por fuera de
la ley", sintetiza Mariano García Malbrán, director ejecutivo de la
Cámara Argentina de Empresas de Servicios Inmobiliarios (Camesi) y
presidente de Keymex Argentina, aunque también aclara que hubo "factores
exógenos como la pandemia y su consecuente, la crisis inmobiliaria y
habitacional, que es estructural de Argentina, que no colaboraron".
Para
Juan Pablo Costa investigador del observatorio de Economía Urbana de
CEPA, el contexto en el que se desarrolló la ley no es un dato menor:
"Entró en vigencia en agosto de 2020, en plena pandemia y con el decreto
320 de congelamiento y suspensión de desalojos, por lo cual muchas de
las cosas que asignan al fracaso de la ley pueden ser coyunturales.
Además se dice que los precios aumentaron mucho, lo cual es cierto pero
es importante decir que los que han aumentado son los que no están
regulados, los que los propietarios ponen al inicio del contrato y, al
no estar regulados, tampoco son problema de la ley".
Actualización de precios
El
punto en que todos los analistas, propietarios e incluso inquilinos- no
todos- coinciden que hay que revisar es el índice por el que se
actualizan los contratos. A diferencia de la situación anterior, en la
que los propietarios fijaban aumentos semestrales por los dos años que
duraba el alquiler, la nueva ley estableció que los ajustes se efectúan
utilizando un índice conformado en partes iguales por las variaciones
mensuales del índice de precios al consumidor (IPC) y la remuneración
promedio de los trabajadores del sector privado formal (RIPTE),
elaborado y publicado por el Banco Central.
Sin embargo, dado el
aumento interanual de los precios -de 52,1 por ciento- y el RIPTE, los
guarismos que empezó a arrojar el índice se encuentran en un nivel
superior al 50 por ciento y preocupa a los inquilinos. "Alquilar con 50
por ciento de inflación es difícil. Hay inquilinos/as que consideran que
sin esa fórmula de actualización hubiesen podido negociar con el
propietario un aumento más bajo", explica Luna Miguens, coordinadora del
área de derechos económicos, sociales y culturales del CELS.
Para
los propietarios "en este momento parecería ser una buena noticia, pero
se sienten más tranquilos fijándola ellos mismos. Sienten que es
beneficioso tener una previsibilidad y no quedar sujetos a un índice que
no saben cómo va a estar, o si será manipulado por algún cambio en la
medición", complementa Malbrán. "Muchos inquilinos también quieren saber
cuánto van a pagar en el contrato", agrega Miguens.
Las partes
difieren en las posibles soluciones. Desde el lado de los propietarios e
inmobiliarios entienden que la situación debería volver al modo
anterior, es decir a "regularse y ser librada al consenso entre las
partes", aclara Alejandro Ginevra, presidente de la inmobiliaria GNV
Group. En tanto la diputada Marcela Passo, a quien Massa encomendó la
tarea a partir del 10 de diciembre cuando vuelva a ocupar su banca tras
dos años de pausa, analiza la opción de rever la fórmula y quizás
"establecer el aumento sólo por el índice de salarios", solución con la
que coinciden desde el CELS, "analizar una fórmula más adecuada que
garantice que el aumento no esté tan atado a la inflación". Costa
complejiza el debate y plantea una posible actualización vía el índice
Hog.Ar que actualmente rige para programas del Ministerio de Hábitat y
plantea ajustes por coeficiente de variación salarial y cuando el
salario aumenta por encima de la inflación se considera inflación más un
pequeño porcentaje. "Además, propondría que la actualización sea un
tope, no que sea obligatoria para atender situaciones específicas que
pueden darse territorialmente o particularidades dueño-inquilino".
Plazo de los contratos
Otra
de las demandas que aparece en las conversaciones son los plazos
mínimos de los contratos de alquiler, que la ley vigente aumentó de dos a
tres años. Esta demanda es unilateral de los y las propietarias, que la
responsabilizan de incentivar los contratos no registrados o el retiro
de propiedades del mercado.
"Un contrato de locación debería ser de
un año porque le permite al que alquila tener menos gastos de comisión y
de depósito, además de mayor flexibilidad para moverse si no le gusta
el departamento, o si se quiere mudar a otro lugar", explica Ginevra.
García Malbrán propone volver a los dos años anteriores reconociendo que
"para los inquilinos es mejor por un tema de previsibilidad, pero para
los propietarios se les hace un plazo extenso en el que se dificulta la
posibilidad de tomar acciones con el inmueble como venderlo o mismo
visitarlo, porque muy pocas veces se pueden visitar los inmuebles.
Genera incertidumbre", asegura.
Sin embargo, este es uno de los
mayores logros de la ley desde el punto de vista inquilino. "La duración
de los contratos de tres años es clave. Es lo más importante porque
contribuye a generar un arco de estabilidad para la vida de inquilinos y
al mismo mercado, ya que disminuye la rotación de las propiedades",
resume Juan Pablo Costa.
La salida
Así como el diagnóstico difiere según de qué lado del mostrador se encuentre cada agente, también lo hace la posible salida.
Vidal
hablaba de derogar la ley, lo que significaría que los alquileres
vuelvan a regirse de acuerdo a la legislación anterior, que corresponden
al Código Civil y Comercial. La ley 27.551 particulariza algunos de los
artículos del código, porque no existía previamente una ley específica
de alquileres. El mismo caso aplicaría si suspenden la ley por 180 días,
como sugirieron desde el massismo. Esta opción "creará confusión a
inmobiliarios, propietarios e inquilinos, Producir tres cambios en un
plazo de acá a seis meses sería complejo porque hay muchos aspectos
modificados. Lo ideal sería no suspenderla, sino abrir un tratamiento
urgente de esta situación y luego su aplicación de manera inmediata. La
ley funciona mal desde hace un año y medio, esperar un mes más es menos
grave que hacer un traspaso desordenado", asegura Malbran.
El
ministro de Hábitat declaró que la ley fue un avance en términos de
derechos. "No es peor que lo que había, porque protege al inquilino",
pero que no funciona. Por este motivo, entiende que no es necesario
derogarla, sino más bien reformarla. De acuerdo al ministro, "cada
jurisdicción debería tener su propia Ley de Alquileres, una ley así no
se puede aplicar igual en la zona más rica del país que en la más
pobre". Asimismo, destaca los planes de vivienda que promueven desde su
cartera como una verdadera respuesta al déficit habitacional.
"Lo que
es un verdadero problema es plantear en términos genéricos y como
consigna que la ley perjudicó por igual a propietarios e inquilinos y
por eso hay que derogar. Como marco general la ley fue un paso adelante
porque establece regulaciones de un mercado que hasta este momento
carecía de ellas. Se está culpando a una ley de alquileres que no se
terminó de implementar en su totalidad. La ley por sí sola no
necesariamente se cumple, y hace falta un Estado responsable para
hacerla cumplir", aseguran desde el CELS.