Ma-cri-sis, hipocresía, decálogo y FMI
Ma-cri-sis, hipocresía, decálogo y FMI - Por el Dr. Miguel Julio Rodríguez Villafañe
Vivimos momentos de incertidumbre, propia de un pueblo que siente que el Presidente Mauricio Macri está perdido, miente y con hipocresía, realiza razonamientos inaceptables, sin autocrítica. Ha dicho que “Veníamos bien, pero pasaron cosas”, pero que no hay que preocuparse porque “Tenemos el mejor equipo de los últimos 50 años”, pero los resultados de ninguna manera dan esperanza. Más ha sostenido que en el viaje emprendido se había puesto “metas demasiado optimistas”. Así, prometió, que en el camino iba eliminar la pobreza o sea “pobreza cero”, pero los pobres se han duplicado. A su vez, manifiesta que, “su administración comenzó a abordar cuestiones estructurales de la pobreza”.
Y agregó, “me angustia que los chicos no tengan para comer" pero,
“Igualmente, ese chico, por suerte en algunos casos con 5 mil cuadras
construidas, puede salir al colegio porque ahora tiene pavimento. Antes
había calles de barro y no podía salir cuando llovía lo que evita que
los niños aunque tengan hambre no se les ensucie la zapatillas con
barro”. O sea, según el presidente, el niño se puede morir de hambre,
pero con las zapatillas limpias. Una hipocresía cruel.
Eso
sí, el presidente afirmó, “somos ricos en información y millonarios en
expectativas”, cuando existe un corralito en la información, a través de
los medios de comunicación hegemónicos; hay cierre de medios de
difusión; despidos de periodistas; distribución de la publicidad
oficial, privilegiando los medios amigos y diversos condicionamientos
para el trabajo periodístico, como los bajos sueldos en Radio Nacional,
los despidos de Telam, etc.
Macri también ha afirmado que, en su
gobierno, “Ningún pariente o amigo va a tener ventaja”, aunque la
realidad demuestra los grandes beneficios otorga-dos a parientes y
amigos, como el caso del blanqueo de capitales, que por decreto
ilegalmente, avanzó sobre lo que autorizaba la ley y amplió los
beneficios a fami-liares y allegados.
Luego confesó, que “Mi única
autocrítica es que soy muy optimista”, eso sí, si me contradicen y no
hacen lo que yo quiero, “me vuelvo loco y les puedo hacer mucho daño”.
Manifestaciones estas propias de actitudes sicopáticas.
En ese
contexto de contradicciones e hipocresía enfermiza, el Presidente ha
propuesto que los Partidos políticos, las Iglesias y los gremios
suscriban un decálogo de objetivos para superar la gran crisis
producida.Sin pretender agotar todos los perfiles de la propuesta, hay
que resaltar en el contexto antes señalado, algunos puntos.
El
acuerdo propuesto pide “Promover una integración inteligente con el
mundo”, pero no queda claro a qué mundo se refiere integrarnos de manera
inteli-gente, porque el gobierno, a todos los instrumentos básicos de
la integración lati-noamericana construidos en los últimos años, los ha
destruido o se busca destruirlos, como el Mercosur, la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR), el Parlamento Latinoamericano y otros.
Propone
“Respeto a la ley, los contratos y los derechos adquiridos”, mien-tras
el gobierno no solo no ha respetado los derechos adquiridos, por
ejemplo, de los jubilados, sino que busca garantizar a quienes han
tomado privilegios inacep-tables en la administración Macri, asegurarles
que no se van a revisar y eliminar dichos privilegios, tales los casos
de los blanqueos de capital, los contratos mine-ros y sus grandes
beneficios impositivos, etc.
También se dice que se auspicia la
“Creación de empleo formal a través de una legislación laboral moderna”,
pero no aclara nada, como lo hace en el punto anterior, de respetar los
derechos adquiridos de los trabajadores. La precarización laboral, con
rebaja de salarios, de ninguna manera puede implicar una modernización.
Tampoco se debe consentir la búsqueda de un gremialismo debilitado, sin
fuerza para defender los derechos de los trabajadores.
Auspicia
“Reducir la carga impositiva nacional, provincial y municipal”, resulta
paradójica la propuesta de un gobierno que no respeta, entre otros
aspectos impositivos, lo que ha resuelto la Corte Suprema de Justicia de
la Nación, en el reciente fallo en el caso “García”, en el que dispuso
el Tribunal que resulta necesario, con urgencia, el dictado de una ley
que quitara el impuesto a las ganancias a las jubilaciones. Más, en
abril de esta año, se logró el quórum para tratar lo sugerido por la
Corte en la Cámara de Diputados de la Nación y el bloque de Cambiemos
entró al recinto pero sus diputados se quedaron parados al lado de sus
bancas para que la oposición no tenga el número necesario para votar la
propuesta a favor de los jubilados.Se dice que se busca la
“Consolidación del sistema previsional sostenible”, pero la palabra
sostenible, está entre los pedidos del Fondo Monetario Internacio-nal
que implica bajar las jubilaciones y aumentar la edad jubilatoria, entre
otros aspectos gravosos para las jubiladas y los jubilados.
Asimismo,
vergonzosamente, el decálogo propone acordar, el “Cumplimiento de las
obligaciones con nuestros acreedores”. De ninguna manera se puede
condicionar el futuro de la economía del país, sin revisar los contratos
suscriptos con acreedores externos. En especial, como ha sucedido, el
FMI autorizó el uso indebido de dineros que se prestó a la Argentina,
sin respetar el Estatuto del Fondo y la legalidad debida en ello. Está
prohibido usar el dinero del Fondo para mantener la tasa de cambio, como
ha hecho el gobierno y menos autorizarlo para asegurarle resultados
electorales.
El verdadero decálogo a suscribir es otro y debe ser a favor del país todo y no para privilegio de unos pocos.
Miguel Julio Rodríguez Villafañe
Abogado Constitucionalista y
Periodista columnista de opinión