Una Argentina que tiene mala leche
Una Argentina que tiene mala leche
Se presentan como “alimentos lácteos”. Son aparentes sustitutos de leche, chocolatadas o yogures. Y buscan captar a quienes no pueden comprar los productos tradicionales.
Parece leche y está al lado de la leche, pero no es leche.
La crisis de la industria lechera en el país se manifestó en estos últimos días a través de la falta de leche incluida en los Precios Cuidados y en la proliferación de “alimentos lácteos”. En las redes sociales, a las quejas por la desaparición de La Armonía (la única leche en sachet con precio controlada) se les sumaron las alertas por lo que los usuarios identificaron como alimentos truchos o engañosos.
Respecto de los “alimentos a base de leche”, Vanesa Ruiz, gerente del
Centro de Almaceneros, dijo: “Estamos analizando este fenómeno porque
advertimos que se ha dado un gran incremento en la venta de estos
productos en los últimos meses. Se da en alimentos lácteos que
supuestamente suplen a yogures, leches, leches chocolatadas o quesos,
pero que no lo son y que en su presentación no advierten claramente a
los consumidores que están comprando otra cosa”. Para esta entidad, se
trata de productos con publicidad engañosa porque “están al lado de la
góndola de la leche real pero con un precio hasta 40 por ciento
inferior”, sin cumplir con la Ley de Defensa al Consumidor, que
establece en su artículo 4 que “el proveedor está obligado a suministrar
al consumidor en forma cierta, clara y detallada todo lo relacionado
con las características esenciales de los bienes y servicios que provee,
y las condiciones de su comercialización”.
La información que
se brinda, si bien es cierta, no es clara: la marca La Suipachense, por
ejemplo, tiene un producto que en la parte delantera de su packaging se
describe como “Alimento lácteo a base de leche entera y concentrado
lácteo”. La palabra “leche” está resaltada con mayor tamaño y con otro
color. Alguien que está buscando precios y solo encuentra en los
supermercados leches de primera marca de alto valor, puede ver este
producto en la misma góndola que la leche y llevarlo sin darse cuenta de
que en realidad se trata de un alimento lácteo “a base” de leche.
¿Estos
productos son dañinos para la salud? ¿Son alimentos de “segunda”?
¿Están buenos para dárselos a los chicos? La nutricionista Susana Gutt
le explicó a PáginaI12: “Hay que analizar esta situación en varios
niveles. La Argentina tiene un Código Alimentario que regula
explícitamente qué cosas pueden venderse como leche y derivados (el
artículo 553 y siguientes hablan de la leche y el 605 y siguientes, del
queso). La leche se define como ‘la expresión de la ubre de un animal
vacuno’. Entonces, si un sachet dice que contiene leche, sólo puede
tener eso. Si no es de vaca, debe aclararlo, y poner ‘cabra’, ‘búfala’ o
lo que sea”.
¿Dónde buscar esa información? “El packaging de un
producto consta de dos elementos: la información nutricional (la ley
fija hasta un 20 por ciento de la superficie del packaging) y los
‘claims’ o propaganda. Entonces, es fundamental entrenarse en leer (y
comprender) el rotulado nutricional. Ahí está toda la información. Lo
demás es propaganda y no se pudo hasta ahora regular en ninguna parte
del mundo. ¿Viste que hay aceites que dicen ‘libre de colesterol’?
Bueno, eso es un ‘claim’. El colesterol es de origen animal, por lo
tanto, todos los aceites vegetales son ‘libres de colesterol’. No es una
mentira, pero puede inducir a engaño, a creer que ese aceite es mejor
que otros”, explicó Gutt.