PERSONERÍA JURÍDICA MATRÍCULA 32264
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La energía: vector de competitividad para el desarrollo argentino

http://arbia.com.ar/imagenes/vam.jpgLa energía: vector de competitividad para el desarrollo argentino
por Lic. Guillermo Moreno* por Lic. Norberto Itzcovich* por Dr. Claudio Comari*

En nuestra entrega de la semana pasada1 examinamos la revolución energética estadounidense (en sus orígenes, resultados e implicancias futuras) como el sustrato material del "América first" y, por extensión, del Nuevo Orden Internacional.
Como señalábamos allí, la transnacionalización de la producción de las compañías estadounidenses para ganar competitividad -vía el usufructo de los bajos salarios pagados fuera de sus fronteras-, está siendo revertida como resultado de la disponibilidad a bajo costo de los insumos energéticos.

Ello explica en gran medida: el proceso expansivo que experimenta la economía norteamericana, con prácticamente pleno empleo y salarios al alza, y el flujo inversor (que incluye la repatriación de importantes factorías) que garantiza su perdurabilidad en el tiempo.
Es en este marco que, cualquier diseño de un modelo de desarrollo económico para la Argentina que sea permanente y sustentable, necesita de la utilización de la energía como "vector de competitividad" en la producción de bienes y servicios.

Los insumos estratégicos y los factores de producción
A la luz de lo antedicho, y antes de entrar de lleno en el examen de nuestras condiciones nacionales, es conveniente vincular las problemáticas de la disponibilidad de insumos energéticos y de la administración del comercio exterior como catalizador de una correcta inserción internacional de nuestra economía.
Retomamos para ello los conceptos vertidos un año atrás ("Administración del comercio exterior: un imperativo del ahora", BAE Negocios, 5/2/18), cuando decíamos: "partiendo de la base de que, mayoritariamente, las relaciones entre los agentes económicos de los diferentes países no son colaborativas sino competitivas, el análisis2 de la relación entre: el abastecimiento de un insumo estratégico y, la utilización del resto de los factores de producción,explica el porqué de la necesidad de las regulaciones sobre la comercialización de algunos bienes.
La cotización del barril de petróleo, que pasó de oscilar en la franja de los U$S30 a la de alrededor de U$S68 entre enero de 2016 y el mismo mes de 2018, en virtud de las decisiones de control de la producción de los países de la OPEP, provee un adecuado y certero ejemplo, que además nos alienta a seguir reflexionando sobre la cuestión de los "vectores de competitividad" de nuestra economía.
Tenemos entonces un aumento en el precio del insumo energético, sin que hubiera variaciones en la función de productividad real (utilización de factores) de los países consumidores.
Si el criterio de asignación de dicho bien entre países es por la "igualación de precios", quienes puedan convalidar el nuevo valor (países con diferencial positivo de productividad) pueden adquirir el recurso (con transferencia de ingresos inter factores), mientras que quienes no lo puedan hacer (por su menor productividad) deberán ajustar a la baja sus compras, afectando el volumen de su producción.
Mirado desde el punto de vista del interés nacional, es decir del cuidado de los hombres de negocios y de los trabajadores del país, surge con claridad que, para el segundo grupo, esta situación afectará tanto la rentabilidad de las empresas como la masa salarial; si los salarios son inflexibles a la baja (como tiende a ocurrir) ello repercutirá en desocupación, mientras que si son flexibles, podrá mantenerse el nivel de ocupación a costa de una baja en la capacidad de consumo. En ambas situaciones, los efectos se derraman sobre el conjunto de la actividad económica.
A resultas del cambio de situación, mejora la posición, en términos relativos e incluso absolutos, del conjunto de naciones que mantienen su producción sin afectar la utilización de sus factores, o que la aumentan gracias a la ventaja obtenida frente a sus competidores.
No es necesario poner nombres a los países ganadores ni a los perdedores, sino identificar que sólo obtienen beneficios quienes producen el insumo estratégico3, al obtener mayor ingreso por igual cantidad vendida, y quienes pueden absorber el nuevo costo sin deteriorar la utilización de la totalidad de los factores. Resultan perdidosos quienes, ante el nuevo valor del insumo, tienen empresas que no pueden afrontar los nuevos costos y su traslado a precios, y entonces o bien disminuyen la cantidad de bienes ofrecidos o, si la función de producción no lo permite, desaparecen del mercado.
Esto nos ayuda a comprender las implicancias de las regulaciones del comercio exterior en el desarrollo de la economía."

Energía nacional
El abastecimiento de hidrocarburos en nuestro país experimenta una brutal disociación respecto de sus potencialidades. Concurren allí la insuficiencia en la producción de petróleo y gas natural con una política de precios energéticos que no sólo tiende a ampliar la brecha competitiva con los EE.UU., sino que además agobia a los presupuestos familiares.
Según el ex ministerio de Energía y Minería, desde el año 2000, la producción de petróleo ha bajado sistemática y dramáticamente, de 39,2 millones de toneladas equivalentes de petróleo (TEP) hasta 24,8 millones en 2017.
En cuanto a la producción de gas natural, los últimos datos publicados indican similares niveles de los de principios de siglo, en promedio 12% inferior a lo alcanzado en el período 2003-2008.
La reciente incorporación de las explotaciones no tradicionales de hidrocarburos (yacimientos de esquisto) no es suficiente para revertir la situación.
Es que la actual política energética, continuidad de la que fuera puesta en marcha en 2012, se basa en la utilización de subsidios estatales para incentivar el incremento de la producción.
Dichos estímulos, en el caso del gas natural, cubren la diferencia entre el precio -teóricamente definido- de U$S7,5 y el efectivamente observado en el mercado.
Aquel monto teórico, se estipuló bajo el criterio de que fuera inferior al de paridad de importación4, según la previsión de que, en un sendero de tiempo definido, el mercado iría reemplazando con precio pleno el aporte estatal. Ello obligó al aparato productivo a hacer sus costos a mediano plazo con precios de ese hidrocarburo al alza, en abierta contradicción con lo que venía sucediendo en los EE.UU.5.
De manera que la diagramación de la política energética prescindió de los parámetros de costos internos de exploración y explotación, y simplemente se alineó con las referencias de los precios internacionales.
Por ello es que, durante el año pasado, se garantizó a los productores6, por cada millón de BTU, ese valor dolarizado, que más que duplicó los montos pagados por las industrias en los EE.UU.
Allí se originan las altas tarifas energéticas que hoy asfixian a empresas y familias, pese a la vigencia de los ingentes subsidios requeridos para alcanzar el "precio sostén" prometido a los productores. Y, aun así, las compañías locales pagan, en promedio, un 35% más que sus competidores norteamericanos ya que, según la autoridad energética, en nuestro país el valor promedio por el gas natural para las industrias alcanzó los U$S4,11 durante 2018.
Dado este conjunto de circunstancias, y siendo la energía el insumo más difundido, este esquema se erige como un obstáculo insuperable para cualquier intento de mejora sustantiva en la competitividad internacional de nuestras manufacturas.
Se trata, sin embargo, de un impedimento removible, atento a las potencialidades que ofrecen los yacimientos hidrocarburíferos convencionales (continentales y off shore) y no convencionales de la Argentina.
Si ponemos en marcha una política energética que vincule los precios de comercialización con sus costos de exploración y explotación, el ciclo virtuoso que hoy observamos en los Estados Unidos podría reeditarse en nuestra Patria.
1-“El ‘America first’ y el Nuevo Orden Internacional”, BAE, 28/1/19.
2-Ejercicio que se realiza sobre un modelo económico simplificado.
3-Asociado al ejemplo, pero en el otro extremo, la revolución energética de los EE.UU., con la explotación de Shale Gas y Shale Oil, genera las mismas consecuencias.
4-El precio de adquisición más los costos requeridos para su llegada a los mercados relevantes.
5-Ello explica por qué el grupo controlante de la empresa venezolana SIDOR (y de las principales acerías argentinas), utilizó los fondos obtenidos como indemnización por su estatización, para instalar su nueva planta en los EE.UU., competitiva de la que ya tiene en nuestro país.
6-Resolución 46-e/2017 del (ex) Ministerio de energía y minería. Estableció los siguientes precios mínimos (en dólares por millón de BTU) en cada año calendario: 7,50 para 2018; 7,00 en 2019; 6,50 en 2020 y 6,00 para el 2021. Al cierre de esta nota, el Gobierno Nacional estipulaba que el límite máximo de los volúmenes subsidiados sería aquellos previstos en el programa original.
*MM y Asociados

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04/02/2019 (3668)        compartir en facebook compartir en twitter compartir en G+ compartir en Whatsapp



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