PERSONERÍA JURÍDICA MATRÍCULA 32264
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Los prestamistas externos también preguntan cómo seguimos

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Los prestamistas externos también preguntan cómo seguimos
por Lic. Guillermo Moreno*, Dr. Claudio Comari* y Lic. Norberto Itzcovich* BAE
La fluidez que ha conseguido el Gobierno en su financiamiento sorprende cuando se lo examina a la luz de los descalabros macroeconómicos en los que discurre su gestión.
Con déficits:
- Fiscal Total (DFT) que ronda el 11% del PBI,
- de la Balanza Comercial del orden de los u$s8.500 millones y
- de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos de u$s30.000 millones,la obtención de préstamos debiera ser una quimera.
Para comprender por qué no lo es, podemos remitirnos a un ejemplo cotidiano en el mundo de los negocios donde en muchas ocasiones nos encontramos con empresas a las que no les prestaríamos, pero que mantienen, sin embargo, acreedores que le suministran el crédito necesario (en mercadería a pagar o financiero) para funcionar.

En general, al ahondar un poco, aparece que éstos últimos tienen o bien afinidades, o bien supra garantías, a las que el resto no accede.
Dados los ordenamientos legales que regulan al Estado Argentino y sus tomas de deuda, salvo excepciones, la segunda explicación es descartable. Quedan entonces, como elemento determinante, las relaciones de conocimiento. Éstas, devenidas de relaciones de subordinación o de vínculos sociales, familiares o comerciales, le brindan al acreedor la confianza en el cobro, ya que si bien saben que "no alcanza para todos", otorgan la certidumbre de que "estarán primeros en la fila".
Claro que la eficacia de la frase "tranquilo lo tuyo está" empieza a resquebrajarse cuando a la delicada situación interna se adiciona la aparición de amenazas externas.
La tormenta que viene del norte
Las decisiones del gobierno de Trump respecto a la administración del comercio exterior, la reciente reforma tributaria y el megaproyecto de obra pública, actúan como un poderoso atractivo para la inversión fronteras adentro de EE.UU. Con una tasa de desocupación rondando el 4%, el riesgo de "recalentamiento" está latente. Para su disipación, como lo indica la reunión de la Fed, nada mejor que nuevas subas de tasas.
Los mercados financieros globales se anticiparon a tal decisión, aumentándolas a partir de incrementar el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense.
La suba de tasas es funcional a fines de evitar el "recalentamiento" de la economía norteamericana, así como también para la obtención del financiamiento para los proyectos de inversión privados y los públicos presupuestados. Esto nos lleva a prever que la principal economía del mundo será la gran "esponja" de la liquidez mundial.
No hay dudas que, competir con los EE.UU. por el crédito internacional, es un desafío que podría exceder con creces las potencialidades de nuestra economía.
No sólo sube la tasa sino que asoma la niña
Las constantes quejas sobre una supuesta retención de soja y maíz en los campos, y la caída en la exportación de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario, no hacen más que corroborar que las proyecciones del Ministerio de Agroindustria sobre la campaña pasada fueron erróneas, llevando a que las estimaciones sobre el crecimiento de la actividad económica en 2017 del Indec y las proyecciones de nuestros colegas del sector privado, sean injustificadamente altas.
La sobrestimación de la cosecha, en alrededor de 11 millones de toneladas (M/tn), llevó a un incremento artificial de la medición del PIB cercano al uno por ciento -como ya lo hemos descripto y explicado en esta columna en reiteradas oportunidades-. Tuvimos entonces, como resultado de la campaña 2016/17, un producido cercano a los 126 M/tn, lejanos a los 137 M/ tn anunciados por la cartera de agroindustria.
Pero lo verdaderamente grave es que la presente campaña sufrirá una caída en la producción, como efecto de la prolongada sequía y las altas temperaturas en la zona núcleo.
Declaraciones del presidente de la Sociedad Rural Argentina, reproducidas por la "tribuna de doctrina", indican que el rendimiento esperado para la campaña 2017/18 es de 109 M/tn. No es esta la visión más pesimista. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires prevé una cosecha de soja de 51 M/tn (contra alrededor de 57 M/tn de la campaña anterior), pero advierte que podría caer hasta los 40 M/tn si las condiciones climáticas imperantes continúan en las próximas semanas.
Las consecuencias de tales pronósticos son estremecedoras, especialmente para quienes hayan confiado en las estadísticas del ex ministro de agroindustria Buryaile y su sucesor Etchevehere. Si el descenso en la cosecha va, en millones de toneladas, de 137 a 109, la pérdida en exportaciones (en equivalente soja a u$s362,39 la tn, precio del 07/02/18) superaría los u$s10.000 millones.
Para los lectores de esta columna el panorama será menos atemorizante, ya que la baja en la producción sería de alrededor de "sólo" 17 millones de toneladas (de 126 M/tn a 109 M/tn), con una baja en las ventas externas de más de u$s6.000 millones.
Esto implica que, aun cuando las importaciones no se incrementen siquiera en un dólar, sólo por la pérdida de exportaciones del sector primario, la Balanza Comercial argentina pasará de un déficit de alrededor de u$sS8.500 millones en 2017, a uno de entre ¡14.500 a 18.500 millones de dólares en 2018!
Una atmósfera inclemente
Hace menos de quince días, dos empresas argentinas que lanzaron ofertas públicas en Wall Street (Corporación América Airports y Central Puerto S.A.), hicieron las colocaciones planeadas, pero a costa de significativos recortes en los precios de sus acciones. Esto quiere decir que los mercados internacionales no convalidaron los valores, en dólares, de las compañías.
¿Serán los motivos de la quita intrínsecos a las empresas, o estamos ante indicios de que la confianza de los inversores comienza a flaquear?
Por doquiera se mire, sea desde la perspectiva de lo interno o lo externo, sea desde las finanzas o la economía real, los pronósticos sólo nos traen promesas de tormentas.
Desde la desatinada conferencia de prensa del 28 de diciembre pasado, el "mejor equipo de los últimos 50 años" ha sumido a los mercados en un mar de incertidumbres, afectando con su propio desconcierto al conjunto de los agentes económicos.
Las prevenciones sobre las eventuales medidas gubernamentales se superponen con la certeza de la persistencia de los desequilibrios preexistentes, dando así, a nuestra economía, la fortaleza de un castillo de naipes.
Los nuevos datos de contexto derivan también novedosas preguntas:
¿Cuál será el comportamiento de los agentes financieros globales, prestamistas de nuestro país, si la economía de los EE.UU. comienza a fungir como una aspiradora de la liquidez mundial? ¿Qué consecuencias derramará la reducción de la cosecha sobre el conjunto de la actividad económica, en especial sobre las cuentas fiscales y la capacidad de honrar las deudas contraídas?
En tanto las acechanzas se mantengan, no sólo las respuestas no serán estimulantes, sino que se pondrá en duda la certeza de "cobrar primero (en dólares)" entre dichos acreedores.
Tal vez más que nunca, conviene insistir en transitar la etapa atentos a las señales macroeconómicas y vigilantes hacia la propia exposición a los factores de contexto en la microeconomía.
Reafirmamos que lograr la vigencia del concepto de empresa en marcha puede convertirse en el mayor criterio de éxito porque como ya lo dijimos este es un año donde "empatar es ganar".
El comportamiento de los inversores ante la renovación de los préstamos, adquiere el carácter de primus inter pares entre los indicadores clave.
La "cadena de la felicidad" de las acreencias externas se corta cuando comienzan las dudas sobre si "lo tuyo está".
*MM y Asociados

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12/02/2018 (2979)        compartir en facebook compartir en twitter compartir en G+ compartir en Whatsapp



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