La Secretaría de Comunicación Pública en la mira de Peña
El Gobierno prepara nuevos recortes y muchos funcionarios temen por sus puestosSe viene un ajuste en la planta política y nadie tiene seguro si sigue, cómo y con qué sueldo. Por suerte para la mesa chica, volvió Jaime Durán Barba a Buenos Aires
Por Silvia Mercado smercado@infobae.com
Marcos Peña reunió el miércoles por la noche a parte de su equipo en la casa de uno de ellos. Estaban inquietos. Les aseguró que solo van a dar las batallas necesarias y no crearán conflictos para fortalecerse en el poder. Reconoció que las cosas no estaban saliendo como habían querido, pero insistió con que el rumbo es el correcto. Y los tranquilizó con lo que más les preocupaba, porque les dijo que no existe ninguna posibilidad de que pierdan las elecciones en el 2019. Como siempre, logró sedarlos.
El Gobierno pasa por un momento especialmente difícil. Está obligado a
hacer un ajuste en medio de una fuerte caída de imagen y con una
macroeconomía que está muy lejos de provocar noticias positivas en la
vida cotidiana, ese espacio imposible de manipular por cualquier relato,
porque se trata de la realidad más pura, la que mide qué se podía pagar
el año pasado a esta altura y qué se puede pagar ahora.
Desde
Mauricio Macri para abajo, las principales espadas creían que este
momento de ajuste se daría en un contexto más optimista de la economía y
sin incertidumbres, pero los pronósticos no anduvieron y todavía no
tienen demasiado en claro por qué. "Utilizaron remedios para bajar la
inflación que ya fracasaron en otras etapas porque están negados a las
enseñanzas de la historia económica argentina", explicó un economista
que los quiere.
"No pegan una, pusieron los aumentos en febrero,
porque hay gran cantidad de variables que dan negativo en esta época,
pero la dinámica inflacionaria es tan alta, que superará todas las
expectativas", analizó una experta en precios al consumidor.
Esa
sensación de que todo les cuesta más que a cualquier otro gobierno es el
sentimiento que domina entre los funcionarios. Por otro lado, el
principal ajuste tiene que hacerse adentro mismo de la administración.
No con los ñoquis que no van a trabajar o cumplen funciones irrelevantes
solamente para cobrar un sueldo, ya que el esfuerzo de probar sus
incumplimientos es ciclópeo, sino con la propia tropa. En el caso del
equipo del jefe de Gabinete, gente que viene trabajando para la
comunicación de Mauricio Macri hace años y hoy no saben exactamente
dónde seguirán, ni cómo, tampoco cuánto ganarán.
Tras un verano difícil, el Gobierno vuelve a apostar al segundo semestre
La
Secretaría de Comunicación Pública, a cargo de Jorge Grecco, tiene tres
subsecretarías: Contenidos de Difusión, que tiene al frente a Ezequiel
Colombo, el funcionario que concentra el diseño de las campañas de
publicidad; Vínculo Ciudadano, conducida por Julieta Goldman, es una
oficina clave desde donde se dirige la estrategia en redes sociales de
todo el Gobierno; y Comunicación Pública estaba a cargo de "Juano"
Gentile, que falleció el año pasado y significó una gran pérdida para el
equipo de comunicación del PRO. Gustavo Gómez Repetto lo reemplazaría,
y de hecho está a cargo de la función, pero aún no salió su
nombramiento.
Por el ajuste general, se eliminarían esas tres
subsecretarías. Y esos tres funcionarios, claves para la comunicación
del Gobierno, no saben si sus funciones serán eliminadas, o agrupadas en
otras áreas, o simplemente quedarán como asesores externos, sin
responsabilidad administrativa. "En principio quedan todos, pero (los
cambios) están en proceso", dijo un funcionario del área, que también
desmintió que hubiera cualquier tipo de malestar. Sin embargo, Infobae
pudo constatar desorden y desconcierto entre los principales cuadros
político-técnicos del oficialismo.
"Están bebiendo de su propia
medicina", dijo un Secretario que sabe que su "raviol" en la estructura
desaparecerá cuando se publique en el Boletín Oficial el nuevo
organigrama del Gobierno. Es que el achique de la planta política de la
administración fue ordenada por la propia Jefatura de Gabinete que, en
un principio, no había mostrado sus recortes. Pero, obviamente, está
obligada a dar el ejemplo, así que la sangría está resultando dolorosa e
incómoda porque, en general, se trata de profesionales que vienen
acompañando al PRO desde hace muchos años.
Es el caso de otro
funcionario, actualmente director nacional, recordó que en la primer
reunión de Gabinete ampliado, Macri hizo levantar a los que venían de la
actividad privada al Gobierno. "A mí me molestó, resulta que los que
apostamos al servicio público, ganando poco y corriendo riesgos, ya no
valíamos nada y nos tuvimos que someter a imposiciones de gente que no
tiene ninguna experiencia en gestionar ni sabe de qué se trata el
Estado, y tampoco conoce la cultura del PRO", se quejó amargamente,
mientras imprimía su Currílum Vitae, con ganas de renunciar. "Era obvio
que las cosas no iban a salir bien", concluyó.
Para tranquilidad de
los estrategas del PRO, Jaime Durán Barba volvió a la Argentina, y con
otro triunfo en la cocarda, la victoria del presidente de Ecuador, Lenin
Moreno, a quien asesora desde el último trimestre del año pasado para
la consulta popular de siete preguntas, donde obtuvo una contundente
victoria contra las posiciones de su ex padrino político, Rafael Correa,
con porcentajes que llegaron a 70% contra 30% . "Soy
macrista-leninista", contestó el consultor cuando un periodista le
preguntó su ideología y no mintió. Además de trabajar para el argentino,
cuando hizo esas declaraciones ya había sido contratado por su viejo
amigo de la juventud, cuando era militante trotskista.
Durán Barba
logró que su cliente gane el domingo 4, se quedó dos días más en Quito y
el miércoles ya estaba en Buenos Aires, donde se esperaba ansiosamente
su llegada. Salvo con Macri, tiene previsto verse en pocos días con
todos los accionistas del PRO, a quienes conoce hace más de diez años y
para los que trabaja en forma exclusiva en la Argentina, es decir, para
ningún otro funcionario o candidato, aunque sea parte de Cambiemos.
Almorzó el jueves con Peña, tenía previsto verse el viernes con Horacio
Rodríguez Larreta y se supone que durante el fin de semana largo con
María Eugenia Vidal.
"La caída de imagen no nos preocupa, pero sí
nos ocupa", dijo a Infobae un miembro de la mesa chiquita del
oficialismo. Y aunque nadie quiere anticiparlo, circulan rumores de un
cambio en la estrategia de comunicación del Gobierno, que se plasmaría
en la disolución de las áreas de Vinculación Ciudadana (redes sociales,
que solo estarían focalizadas en el Presidente) y la dedicación a un
esfuerzo "explicativo" de las políticas ante líderes de opinión del que,
en líneas generales, siempre se renegó durante los ocho años de gestión
en la Ciudad de Buenos Aires.
Optimista, agregó que "no había otra
manera de hacer lo que se hizo y el Presidente demostró que no tiene
problemas en invertir su propio capital político para hacer lo que hay
que hacer". El problema es si alcanza con el ajuste realizado hasta
ahora en un contexto de volatilidad financiera global que podría
desatarse en cualquier momento. Para ese escenario no hay respuesta.