¿Crecimiento económico o diario de Yrigoyen?
¿Crecimiento económico o diario de Yrigoyen?
Diario BAE
Por Lic. Guillermo Moreno* Lic. Norberto Itzcovich* Dr. Claudio Comari*
Cada vez que se acerca fin de año, en general, las personas realizamos un balance de lo actuado. Nos preguntamos si cumplimos las metas que nos propusimos, si estamos, en términos relativos, mejor o peor que los años anteriores; y naturalmente, también nos planteamos, con mayor o menor rigurosidad analítica, los objetivos para el año que pronto comenzará. Esto va a cuenta, simplemente, de que también en estas semanas las consultoras económicas solemos finalizar la evaluación del año, y formular las proyecciones futuras.
En este artículo intentaremos comparar el resultado de algunos de los
indicadores oportunamente proyectados, a la luz de los resultados de las
estadísticas oficiales, en tanto dejaremos para próximas entregas
nuestras previsiones para el año 2018.
Una extraña discordancia
Tomando
como referencia nuestra prognosis, realizada hacia fines de 2016, y
cotejándolas con las cifras oficiales, encontramos que, en casi todas
las variables el pronóstico sobre 2017 fue de alta precisión (inflación
entre 22 y 25%, resultado fiscal deficitario en u$s55.000 millones de
dólares, cuenta corriente de la balanza de pagos, también con déficit,
cercano a u$s30.000 millones, rojo comercial mayor a u$s5.500 millones,
entre otras). Sin embargo, y de manera sorprendente, las mediciones
gubernamentales no se condicen con nuestros pareceres respecto del
crecimiento de la economía.
Esta inconsistencia nos generó una
situación de incomodidad, resultándonos por demás llamativo que, hubiera
tanta coincidencia en las componentes parciales, pero no fuera así en
el total que las agrega.
En consecuencia, la única alternativa
era hacer el ejercicio minucioso de análisis sobre este último, que aquí
presentamos, pidiendo desde ya disculpas a los lectores, dado que
constituye un trabajo un tanto engorroso de explicar en un artículo
periodístico, pero, aseguramos, vale la pena hacer el intento.
Estadísticas verdaderas, conceptos erróneos
Al
sumar, en un período determinado, los valores agregados para cada uno
de los 16 sectores en los que las cuentas nacionales clasifican la
actividad económica (por ejemplo: "Agricultura, ganadería, caza y
silvicultura"; "Pesca"; "Explotación de minas y canteras"; "Industria
Manufacturera"; "Electricidad, gas y agua"; "Comercio mayorista,
minorista y reparaciones"; "Transporte y comunicaciones";
"Intermediación financiera", entre otros), se obtiene el Valor Agregado
Bruto (VAB) de la economía.
Si al VAB se le adicionan los
impuestos a los productos (restados los subsidios), el IVA, y los
impuestos a la importación, todo ello conforma, finalmente, el Producto
Interno Bruto (PIB) del país.
Dado que el cálculo del PIB se
realiza de manera trimestral, y por su complejidad se publica con 90
días de rezago (es decir, por ejemplo, que recién en marzo de 2018 se
estará informando por parte del gobierno el resultado del año 2017), es
posible apelar a otro indicador oficial, el Estimador Mensual de
Actividad Económica (EMAE), que permite anticipar, mensualmente, el
comportamiento de la economía.
Recientemente publicado, el
resultado correspondiente al mes setiembre, arroja un crecimiento de
3,8%, respecto de igual mes del año anterior. Pero al indagar, al
interior de él, cuál es el sector de actividad que más impactó en esa
alza, viene la sorpresa. No fue la industria, ni el comercio, ni la
minería, ni siquiera el sector financiero. Un tercio de ese crecimiento
(1,29 puntos porcentuales) se debió al aporte del "sector Impuestos
netos de subsidios".Es decir, si en lugar de considerar el PIB, se
analiza el VAB, la producción propiamente dicha creció en setiembre
2,5%.
Haciendo el mismo ejercicio para el acumulado de 9 meses,
el PIB creció 2,5%, mientras el VAB lo hizo 2,2%. Es decir que, en ese
período, las políticas implementadas por el gobierno sobre los impuestos
y los subsidios explican 0,3 puntos porcentuales del crecimiento
publicado. Es de esperar, ante la baja de subsidios prevista en la
última parte del año (y el consecuente aumento de tarifas), que el
impacto de esas decisiones alcance más de 0,5 puntos porcentuales del
PIB en todo el 2017.
Como ejemplo extremo, podría darse la
paradoja de que, por modificar al alza las alícuotas impositivas, o por
el impacto recaudatorio que se observa en cualquier economía que aumenta
su nivel de importaciones, o bien en caso de que disminuyan los
subsidios al sector privado, el PIB arrojaría una variación positiva,
aunque no se haya incrementado, o incluso habiendo disminuido, la
producción de bienes y servicios.
Esto, que no reflejaría lo que
está aconteciendo en el aparato productivo, ocurre dado que el PIB se
valoriza a precios de productor (incluyendo impuestos netos de
subsidios), en tanto el valor agregado bruto, se calcula a precios
básicos.
Un párrafo aparte merece la consideración sobre el
comportamiento del sector "Intermediación financiera". En el mes de
setiembre aporta 0,3 puntos porcentuales al crecimiento del PIB, en
tanto en los 9 meses del año creció 4,5%. Según la metodología de
cálculo, su VAB incluye los intereses cobrados menos los pagados. Esto
es, cuanto más alta sea las tasas de interés que pague el BCRA en lebac,
pases, etc., al sistema financiero ampliado, mayor será el VAB del
sector.
De esta forma, comenzamos a encontrar las diferencias
entre las cifras oficiales, que naturalmente se publican de la manera
que marcan las metodologías estadísticas vigentes, y lo que
verdaderamente ocurre con las unidades de negocios, que es hacia donde
se orientan nuestras estimaciones.
Hasta aquí, las
consideraciones se refieren a la forma de interpretar el desempeño
económico, de manera correcta y útil, tanto cuantitativa como
conceptualmente, con las herramientas que el análisis de la disciplina
provee.
Conceptos verdaderos, estadísticas erróneas
Pero
al buen criterio interpretativo, que como explicitamos marca un
crecimiento de los bienes y servicios producidos menor al oficialmente
publicado, debe sumársele el efecto, ya comentado en artículos
anteriores, de incorrectas estimaciones en diversos sectores de
actividad.
Se exagera el crecimiento del sector "Agricultura,
ganadería, caza y silvicultura", que en los primeros nueve meses del año
creció 4,4%, según información oficial, ya que para evaluar su
actividad se utiliza información provista por el Ministerio de
Agroindustria, que sobreestima la producción agrícola de la campaña
16/17, en aproximadamente 11 millones de toneladas. Esto significa que
el sub sector agricultura, que tiene un peso en el PIB de más del 8%, no
creció 11% como se informó oficialmente, sino aproximadamente un 2%.
Ello
repercute a su vez, de manera relevante, en los sectores de transporte y
de comercio, cuyo aumento o disminución se asocia linealmente a los
volúmenes de producción agrícola.
También resulta dudoso el
"notable crecimiento" verificado en el sector "pesca", que no es
coherente con los datos de exportaciones y consumo interno, hasta tal
punto que un informe recientemente publicado por Auditoría General de la
Nación pone en cuestión las cifras de las que se nutre la estimación
estadística oficial.
Por otra parte, el seguimiento de la
actividad del sector minero, a través de la cantidad de ocupados y no de
la producción física, debe necesariamente formar parte del análisis.
Adicionalmente,
en el sub sector comunicaciones, específicamente en lo referido a la
telefonía, las líneas de celulares se adicionan mes a mes, permaneciendo
en los registros, con independencia de si están activas o no. Así se
contabilizan 62 millones de líneas, un promedio de casi 1,5 teléfonos
celulares por persona, tomando la totalidad de la población, guarismo
extravagante. Tal procedimiento se repite en relación a la telefonía
fija.
La única verdad es la realidad
Las cifras oficiales
publicadas, correspondientes al período enero-setiembre de 2017, arrojan
un crecimiento de la economía del 2,5%.
Aún falta contabilizar
el último trimestre del año, en el cual, según las perspectivas, los
márgenes sobre producción y/o ventas no muestran un buen desempeño, con
una posible agudización de este fenómeno en el último mes del año.
Haciendo
una más exhaustiva interpretación de los datos, junto con un correcto
recálculo, debe restarse, de aquel guarismo, 0,5% por el tema impositivo
y de subsidios, 0,33% por el impacto de las excesivas tasas de interés
pagadas por el BCRA, y un 1% adicional por los "errores" de estimación
de los sectores agrícola, comercial, de transporte, pesquero, de
comunicaciones y minero.
Así, una vez finalizado el año, cuando
llegue el próximo mes de marzo y el gobierno publique las cifras
correspondientes al 2017, podríamos encontrarnos con un crecimiento de
apenas 0,7%, respecto del pésimo desempeño en 2016, si se ajustaran los
datos oficiales a los correctos criterios del quehacer económico.
El diario de Yrigoyen
Cuenta
la leyenda popular que a Hipólito Yrigoyen sus asesores le acercaban un
diario elaborado especialmente con buenas noticias. Hoy en día esto
sería muy dificultoso por la masividad de medios de comunicación a los
que se tiene acceso. Pero quizás haya un sistema de recolección y
publicación de información que, sin poner en tela de juicio el trabajo
estadístico volcado en su elaboración, genere aquellas mismas
consecuencias políticas.
El resultado final que este tipo de
revisiones arroja, pretende echar luz sobre la evolución real de la
economía de la República Argentina, y el impacto y consecuencias que las
políticas de agudización del déficit fiscal y endeudamiento (interno y
externo), entre otras, implementadas por el gobierno del presidente
Macri, tienen sobre sus habitantes, no siempre visualizado debidamente
por quiénes desempeñamos la disciplina económica.
Así, dado que
en el año 2016 la economía había caído 2,2%, y en el 2017, por las
explicaciones mencionadas, crecerá sólo 0,7%, la economía acumulará un
deterioro de 1,5% en los últimos dos años. Con un crecimiento
poblacional de aproximadamente 1,1% por año, el presente año terminará
con un PIB per cápita (PIB sobre cantidad de habitantes), a valores
constantes, 3,6% menor al de hace dos años.
Ello, como todo
promedio, sin tomar en cuenta la regresiva distribución del ingreso a la
que lleva el actual experimento económico, producto del mayor impacto
de los aumentos de precios en los sectores de menores ingresos.
Humildemente
le volvemos a recomendar al oficialismo que aproveche el haber obtenido
la primera minoría en las elecciones generales, para modificar de raíz
el actual diseño de la política económica. Es cierto que es muy difícil
que pueda estar aconteciendo "lo del diario de Yrigoyen", pero parece
que al "mejor equipo de los últimos 50 años" le resulta muy útil
confundir "gordura con hinchazón".
*MM y Asociados