Hacer Agua: Tinelli y un error de cálculo
Por Ulises Castaño- Agencia Paco Urondo13 de septiembre de 2012: cacerolazo opositor convocado y organizado a través de las redes sociales que se pretende espontaneo, para marchar hacia casa de gobierno, y cuya consigna es una verdadera batería de temas, mas bien un guiso o ensalada, bastante confusa.
Simultáneamente, la presidenta Cristina Fernández habla por cadena nacional desde la provincia de San Juan. Por aquellos días la frecuencia con que era utilizada la cadena nacional era furibundamente puesta en cuestión, a veces con argumentos verdaderamente dignos de ciencia ficción.
Al término de la misma, Marcelo Tinelli abre Showmatch visiblemente molesto por la espera. Inicia el programa como lo hace habitualmente, caminando hacia cámara, sacando la lengua, bailando, bromeando con los que lo rodean. A los 12 minutos aproximadamente, inicia una especie de análisis sobre los sucesos de la jornada con fondo de bailarinas y todo. Tal vez como nunca antes para alguien con su “cancha”, está nervioso, dubitativo, tembloroso. Por otra parte es lógico, ese no es su terreno, no son sus palabras, su voz no es su voz. A partir de ciertos fallidos tales como (“lo tenemos” que decir, “lo que queremos” decir...lo queeeeeee “yo” siento en este momento) se torna evidente que el discurso lleva impresa la linea editorial de canal 13 (Clarín) y la voz (la suya, al servicio) de la manifestación pública de ese día. Tanto es así que en cierto momento debe incluso aclarar las consignas de la convocatoria, ya que no habían quedado claras. Tal vez un ensayo de medición para lo que luego sería el 8N.
Ese día, un Tinelli osado-masoquista, desafía. Negocia su espacio públicamente. Frente a cámara, se ubica a mitad de camino entre dos fuerzas en pugna (las dos fuerzas que alimentan su análisis de coyuntura) y que según “su” parecer “dividen al país”. Tinelli lee la coyuntura y también quiere que su posición “intermedia” frente a esta, a su manera, cotize.
Está esa tan mentada sentencia que dice que toda la historia podría
verse como una serie de conspiraciones. De algunas de ellas se han hecho
verdaderas proezas artísticas. La misma idea de conspiración, su forma,
cruza de manera manifiesta e incluso cotidiana cierta lógica del pensar
político nacional. Fue Borges, público antiperonista, quien entendió e
hizo obra literaria de ello. En el país de las alpargatas sí libros no,
Borges, el ciego, supo que leer es conspirar.
Comenzando 2013,
con los preparativos de una nueva temporada de Showmatch en ciernes y
unos no tan ilusorios fantasmas pre-electorales que rememoraban la
victoria de de Narváez en 2009, en cuya elección la influencia popular
del programa habría sido determinante, para sorpresa (y tal vez para
alivio también) de todos y todas, Tinelli anuncia que se toma un año
sabático.
A pesar de ello, entre viajes y tatuajes, el despliegue
mediático y una medición de fuerzas que ya comienza a desbordar la tapa
de gente o caras, no cesa. En el transcurso del año, se confirma el
desembarco de Cristóbal López al territorio Tinelli, conocido como Ideas
del sur.
Comienza un nuevo año, y sigue sin decretarse la vuelta
del showman a la actividad. En el plano político hay cambio de gabinete
como hecho significativo. Como nuevo Jefe de Gabinete es designado
Jorge Capitanich, ex gobernador de Chaco. Pisando febrero se comienza a
hablar de que Tinelli, quien ya incursiona en el negocio de las
trasmisiones deportivas, habría sido tentado por Capitanich para
encargarse de la producción de Fútbol para todos, el cual depende de la
órbita de esa jefatura. El mismo presentador confirma el inicio de las
tratativas.
Luego de dos semanas intensas donde se especula por
aquí y por allá sobre los posibles cambios, tanto periodísticos como de
producción, pero ya con el nombre de Tinelli como número puesto, ayer
nomás, el mismo día en que iniciaba el torneo, se conoció que Tinelli no
sería de la partida, y con él, las posibles nuevas viejas alianzas
corporativo gubernamentales.
Salvo la siempre honrosa excepción
de Víctor Hugo Morales, en la prensa, o bien abundan los motivos sobre
la sorpresiva desvinculación, incluso algunos en su veta fantástica
llegan a recordar a aquellos sobre la cadena nacional; o bien, por el
contrario, apenas se encuentra a Gabriel Mariotto destacando la
importancia de que el fútbol continúe siendo publico.
De Marcelo
Tinelli se conocen tuits en los que reconoce el cortocircuito ("Fui
convocado para hacer algo que evidentemente no se podía hacer. Me di
cuenta tarde"), y algún que otro comentario no exento de picaresca
acerca de la difícil relación con el resto de los encargados de conducir
el coche.
Tal vez a raíz de circunstancias y desenlaces tan
misteriosos como este nos venga la tendencia a analizar los sucesos
políticos (ya de por si hipermedatizados) bajo la forma de la
conspiración, la cual no siempre termina en “solo literatura”.
Como
Bianchi, Tinelli es victima de un caso de conspiración contra su otro
sí mismo. Al igual que el DT, cuya crisis esta marcada por la batalla
entre el Bianchi ganador vs el Bianchi perdedor, el caso del
presentador, cual Dr. Jeckyll y Mr. Hayde, es de idéntica índole.
La
lectura que Tinelli hizo a finales de 2012, sumada al partido jugado en
2013, al parecer no solo no tuvieron el resultado esperado en 2014,
sino que le hizo ver acaso no una lectura errónea, pero si desmesurada,
ademas de confirmar esa fragilidad a nivel de piel, la cual una vez al
desnudo ya ningún tatuaje pudo disimular.
En la arena política el que hace agua la embarra. Y después...se hunde.