Convulsionado cierre de listas
 PJ unido con alfileres, candidaturas testimoniales y La Libertad Avanza con el PRO a sus pies. El peronismo pidió prórroga y jugó al hermetismo hasta la madrugada. La película se extiende hasta el lunes. Kicillof definía cabezas en la Primera y la Tercera, y el kirchnerismo se reservaba prioridad para las nacionales. Por Ariel Basile. Karina, dueña de la lapicera en la sociedad con el PRO. Radicales lograron sumar a macristas descontentos. Otro comicio local que toma inédita relevancia. En este caso, por sus rebotes de cara a octubre.Reuniones, contra reuniones, amenazas de quiebre, unidad, ruptura, todos adentro, intendentes afuera. Frenéticas horas finales en el cierre de listas para las elecciones desdobladas de septiembre en la provincia de Buenos Aires, que finalmente se extendió hasta el lunes.
PJ unido con alfileres, candidaturas testimoniales y La Libertad Avanza con el PRO a sus pies. El peronismo pidió prórroga y jugó al hermetismo hasta la madrugada. La película se extiende hasta el lunes. Kicillof definía cabezas en la Primera y la Tercera, y el kirchnerismo se reservaba prioridad para las nacionales. Por Ariel Basile. Karina, dueña de la lapicera en la sociedad con el PRO. Radicales lograron sumar a macristas descontentos. Otro comicio local que toma inédita relevancia. En este caso, por sus rebotes de cara a octubre.Reuniones, contra reuniones, amenazas de quiebre, unidad, ruptura, todos adentro, intendentes afuera. Frenéticas horas finales en el cierre de listas para las elecciones desdobladas de septiembre en la provincia de Buenos Aires, que finalmente se extendió hasta el lunes.
La información que llegaba desde La Plata cambiaba a cada minuto. 
Ocurrió lo predecible: las alianzas se cerraron a la fuerza, entre 
socios unidos por espanto y por necesidad, y la negociación por las 
listas podía dinamitar las bases de acuerdos resbalosos. Se tensó hasta 
el final. Abundan ahora figuras de peso -candidaturas que huelen 
testimoniales- en todas las fuerzas para una fecha clave del calendario 
electoral, por sus posibles resonancias en octubre. Las convulsiones del
 sábado no son nada que no se haya visto en otros cierres de listas, 
pero con nuevos condimentos en esta ocasión. Por un lado, el peronismo 
llegó a esta instancia con la interna descarnada entre el Movimiento 
Derecho al Futuro de Axel Kicillof y La Cámpora de Máximo Kirchner, en 
el contexto de un justicialismo que discute nuevos liderazgos desde 
antes de la detención de Cristina. En esos diretes llegó a las 00 sin 
definiciones y a la madrugada se desconocían las listas. Papelón. Cortes
 de luz como anillo al dedo para alargar hasta el lunes. Las internas 
peronistas no son novedad, acaso ahora solo subió el voltaje y la 
desprolijidad, al tiempo que se difumó el verticalismo que el PJ 
requiere para ordenar la tropa. En tanto, el joint venture entre el 
partido de Milei y el de Macri era un hecho previsible por la tiranía de
 los números, aunque esa necesidad no le quita valor como 
acontecimiento. Por su parte, la UCR buscó a sus socios naturales como 
la Coalición Cívica y sumó a los desencantados del PRO que no avalaban 
integrarse a la lista violeta. También inscribió bajo el sello Somos 
Buenos Aires a peronistas residuales (como el intendente de Tigre Julio 
Zamora) y a sectores de centro, como los espacios de Juan Schiaretti o 
Facundo Manes. Un “tira y afloje” para otra elección local que gana una 
inédita trascendencia. La anterior, los comicios porteños de mayo para 
renovar bancas de la Legislatura. En aquella oportunidad, hubo un 
escenario inverso, de fragmentación al extremo. Una dispersión que 
corrió de la cancha a los discursos locales y a los exsocios de Juntos 
por el Cambio. También fue una suerte de línea de largada para 2027 y 
una pulseada abierta entre el PRO y LLA para establecer criterios de 
cara a la nacionales. Ganaron los libertarios y arrastraron a los 
amarillos a una alianza en Provincia, donde la lapicera quedó en manos 
de Karina. Lo que menos se discutió en mayo fueron planes para la 
Ciudad.
Con ese mar de fondo, las elecciones del 7 de septiembre 
tienen también una importancia pocas veces vista. No habrá arrastre de 
cargos nacionales tras el desdoblamiento, y la cercanía con la fecha 
nacional llevó a un coincidente análisis en todos los campamentos: lo 
que ocurra en suelo bonaerense determinará el score en la nacional del 
26 de octubre, cuando Javier Milei se jugará la gobernabilidad del 
segundo tramo de su mandato.
Las fuerzas políticas tomaron nota de 
los errores estratégicos de mayo y ahora determinaron que era mejor el 
frentismo, aunque sea a los codazos, que una marcha en soledad al 
precipicio.
El peronismo fue un polvorín. Discusiones previsibles 
durante toda la jornada. Circuló un meme muy acertado, de tres etapas 
circulares: 1) Todo detonado; 2) Es amenaza; 3) Se va arreglar. El 
“usted está aquí” fue variando de estación con el correr de los minutos.
 Pasadas las 3 AM no había novedades. Silencio de todas las tribus.
Un
 rato antes, los mensajes eran incesantes. “A estas horas vamos con 
nuestras propias listas”. “Hay tensión, pero vamos a cerrar”. “El 
problema son los municipios, pero están atados a lo provincial”. Textos 
que iban y venían y que obligaban a la templanza. Algo había de 
excepcional en los hechos: la prórroga de dos horas, que permitió la 
justicia provincial, no es algo habitual. El corte de luz que dejó todo 
en stand by hasta la madrugada, dudoso. "¡Cerrado! Estamos terminando de
 cargar las listas. Y con la prórroga por el corte de electricidad", 
mencionaba una fuente del PJ a Ámbito cuando el reloj rondaba las 3 AM.
Mientras
 en el MDF de Kicillof daban a entender que La Cámpora los obligaba a 
romper por sus posturas inflexibles, desde el Instituto Patria señalaban
 que el problema lo tenía Kicillof y las internas de su propio espacio, 
ya que el kirchnerismo le había cedido al gobernador las cabezas de la 
Primera y la Tercera sección. El Frente Renovador de Massa difundía que 
no iban a pagar los platos por una pelea ajena y que armaba lista corta 
en Tigre. Lo mismo indicaban jefes municipales del MDF de Morón o de 
Berazategui. La intendenta kirchnerista de Moreno era acusada de cerrar 
las listas. Y así. El acuerdo trabajoso, con una prórroga no habitual en
 estas faenas, que dejó en claro que sin un liderazgo unificado las 
discusiones se hacen eternas. Y asimismo aparece en el horizonte un 
equilibrio entre alfileres entre las vertientes de Fuerza Patria. Una 
unidad que solo se sostiene por la obligación de ser competitivos en las
 urnas ante la amenaza de Milei y el furgón de cola del PRO. Los 
alfileres son las promesas para la nacional. El kirchnerismo cedió 
lugares para septiembre bajo el juramento de que Kicillof y los suyos 
serían actores de reparto en octubre.
También hubo discordia, 
mencionaron fuentes partidarias, por la incorporación de candidaturas 
testimoniales, resistidas por unos y aceptadas por otros. La misma 
disputa se generó en los tramos municipales, con diferencias en una 
veintena de distritos, que en todos los casos conjugaba con el tramo 
provincial.
"Hay lista de Fuerza Patria en los 135 municipios. Salen 
observadas porque tienen una sola firma de las tres necesarias pero eso 
se subsana", explicaban pasadas las 2 AM desde el Frente Renovador, 
donde destacaban el rol negociador de Massa.
Finalmente, hubo apretón
 de manos a regañadientes. Se salvó la ropa en tiempo de descuento. 
Desde lo institucional, flojo de papeles. Poco auspicioso para lo que 
viene.
Aunque restaban la planillas oficiales, se encaminaba el 
domingo el ministro Gabriel Katopodis para la Primera, la vice Verónica 
Magario por la Tercera. Es decir, cobró veracidad la tesis de que las 
cabezas de las secciones estratégicas quedaban en manos del gobernador. 
Diego Nanni en la Segunda, Diego Videla en la Cuarta, Fernanda Raverta 
en la Quinta, Alejandro Dichiara en la Sexta, María Inés Laurini en la 
Séptima y Ariel Archanco en la Octava, los otros nombres que tomaban 
fuerza.
Karina, al frente
Los libertarios lograron atraer con sus 
términos y condiciones a los dirigentes amarillos. Estos se integrarán a
 una lista violeta y la alianza se llama La Libertad Avanza. Por eso, no
 sorprendió el predominio de Karina Milei en la confección las listas. 
Si las fotos son simbólicas, la imagen de la hermana del Presidente en 
la cabecera la mesa, con Cristian Ritondo, Diego Santilli, Sebastián 
Pareja y Lule Menem a los lados fue un mensaje claro. No hubo, en 
cambio, injerencias de Santiago Caputo, el vértice del Triángulo de 
Hierro corrido de los armados electorales.
La inclusión de un 
excomisario, Maximiliano Bondarenko, para encabezar la Tercera anticipa 
que la seguridad será el eje de campaña en ese bastión peronista del 
conurbano. Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero y cercano a 
Patricia Bullrich, en la Primera es el reflejo del universo deseable por
 Milei: los amarillos que se pinten de violeta, son bienvenidos y ahora 
bien pagados. Montenegro en la quinta era un rumor extendido. Fue 
artífice del acuerdo y se mostraba más cerca de Milei que de Mauricio 
Macri. Especulaciones: si Patricia Bullrich es candidata a senadora 
nacional, el intendente de Mar del Plata podría saltar al Ministerio de 
Seguridad. Otra cabeza PRO: la concejal de Zárate, Natalia Blanco, 
lidera la Segunda.
No obstante, y como sigue la guerra abierta con 
Jorge Macri en CABA, casa matriz del PRO, hubo intendentes que se 
bajaron del acuerdo. Optaron, en muchos casos, por el cobijo radical, el
 calor de los tiempos de Juntos por el Cambio, que añoran los macristas.
Justamente,
 Somos Buenos Aires abrazó a los rebeldes del PRO y los arrastró a sus 
listas. Otro secreto a voces: esos intendentes cercanos a Jorge Macri no
 habían cortado puentes con los comités radicales y optaron por no 
pintarse de violeta.
Pablo Petrecca de Junín, María José Gentile de 9
 de julio, Javier Martínez de Pergamino, Santiago Passaglia de San 
Nicolás, algunos de los jefes comunales que se alejaron de la decisión 
formal del partido. Las dudas estaban en los pasos de Soledad Martínez, 
intendenta de Vicente López y vice del PRO nacional. Alineada a Jorge 
Macri, finalmente quedó dentro de la alianza. “Soledad hizo un gran 
esfuerzo para que prime la decisión de Mauricio Macri de hacer un frente
 con LLA. Boleta y lista según definición de criterios de Soledad. Se 
respetó el criterio de 70 a 30 en las proporciones: 70% de candidatos de
 la intendenta y 30% de LLA”, dijeron desde su entorno.
Sobre el filo
 del plazo, en el PRO mencionaban que los cinco grandes sectores del 
partido estaban representados: Ritondo, Santilli, Montenegro, Soledad 
Martínez y Néstor Grindetti. Los “entrables” eran dos nombres por 
sección electoral.
Por la alianza liderada por la UCR, los destacados
 fueron el peronista Julio Zamora, alcalde de Tigre, por la Primera, y 
Pablo Domenichini, alfil de Martín Lousteau y uno de los titulares del 
radicalismo provincial, por la Tercera.












