PERSONERÍA JURÍDICA MATRÍCULA 32264
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Detrás del intento de "anular" al kirchnerismo

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Detrás del intento de "anular" al kirchnerismo
Por: Felipe Yapur
El antiperonismo, en su diversas facetas, que incluyen hasta la dañina versión menemista, siempre procuró destruir aquel Estado de bienestar que había conducido y construido el entonces presidente Juan Perón junto con Evita. En la actualidad, el antikirchnerismo no habla de prohibir la tenencia de fotos y de la destrucción de bustos de Néstor Kirchner o de anular la designación de obras de infraestructura con el nombre del ex presidente. En todo caso, desde su particular perspectiva sobre lo que entiende por institucionalidad y república, anticipa la anulación o el veto de leyes que se aprobaron en los 12 años de kirchnerismo.
Durante el extenso debate sobre el Presupuesto 2015, diputados de la oposición no sólo se estorbaban para ver quién era el que más se repetía en afirmar que el proyecto era "un dibujo", sino también tuvieron una particular coincidencia. Muchos reconocieron como uno de los aciertos del gobierno kirchnerista la implementación de la Asignación Universal por Hijo. El resto de los planes no merecieron ser nombrados y mucho menos destacados. Superada esta instancia, la segunda etapa llegó con las promesas tanto del senador Ernesto Sanz como del diputado Julio Cobos de anular todas las leyes que preocupan a las corporaciones y grupos concentrados.

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La experiencia reciente indica que tales promesas no son más que eso y no porque esos dirigentes estén mintiendo sino más bien por la inutilidad que demostraron tener cuando tuvieron una cuota de poder. El caso más reciente fue cuando, en 2009, tras el triunfo en las parlamentarias, se generó lo que muchos en la oposición quieren olvidar: el Grupo A. En aquella oportunidad, sus principales ¿espadas? prometieron transformar la realidad y anticipaban que la presidenta Cristina Fernández sólo iba a utilizar su lapicera para vetar todas las normas que se iban a aprobar en este turno parlamentario, con las que pretendían hacer retornar la transparencia y el respeto por la república y las instituciones. El fracaso de aquel experimento fue tan estrepitoso que todavía hoy sus ecos confunden a los científicos que estudian los sonidos remanentes del Big Bang.
Mauricio Macri es otro de los dirigentes que se expresó en la misma sintonía pero, a diferencia de los radicales, en las entrañas ideológicas del jefe de gobierno porteño hay coherencia. Su partido es liberal y tiene lógica que no comparta las leyes y programas que llevó adelante Cristina Frnández. En cambio, del radicalismo aún se recuerda que alguna vez fue un partido popular, una condición que por ahora dista de volver a ser.
El pragmatismo no es extraño a ningún partido y/o dirigente político. En sí no es malo. Una muestra de ello fue la foto del senador Gerardo Morales con el diputado ausente Sergio Massa. El jujeño quiere ser gobernador de su provincia y los resultados de las elecciones de 2013 lo animan a correr esa competencia. Sin embargo, está persuadido de que la conformación política superestructural que todavía integra, el FAU, hace agua por los cuatro costados. Por otra parte, sus colaboradores afirman que la sobreabundancia de precandidatos presidenciales no sólo no despierta entusiasmo entre las masas sino que, para colmo de sus males, estos se pasan buena parte del tiempo enfrascados en peleas de egos. "No tenemos estrategia", se queja la gente que acompaña al jujeño y aclaran que cuando dicen estrategia se refieren a la necesaria para alcanzar el poder. Morales no es el único que prefiere la opción Massa, también está el tucumano José Cano. Ambos se entusiasman pensando que con el acuerdo alcanzado el radicalismo se puede quedar con "seis, siete, ocho gobernaciones". En el listado incluyen a Catamarca, La Rioja, Santa Cruz, Neuquén, Chaco y hasta Formosa. Si bien soñar no cuesta nada, el justificar la razón del porqué optar por Massa y no por Macri, tampoco. Según afirman y coinciden sus colaboradores, al jefe de gobierno lo rechazan por carecer de tacto a la hora de negociar y mostrarse más como un CEO que como un dirigente político que busca una alianza. Para estos radicales, Macri ordena y Massa escucha y acuerda. En definitiva, no es lo que uno y otro piensa sino cómo los atienden. Hay más, sostienen que la condición "peronista" de Massa les permite simplificar las negociaciones que mantienen con los justicialistas no oficialistas de sus distritos. Todo lo hacen, afirman, con vistas a tener control territorial que les permita un armado nacional para las presidenciales de 2019. Los dos legisladores coinciden con esta lectura durante sus charlas en privado. El tucumano pasa lista de los peronistas que ya tiene en su armado provincial. Muchos son ex funcionarios del gobierno de Ramón Ortega y varios de ellos protagonizaron rutilantes fracasos en sus intentonas electorales.
Podría considerarse como positivo el hecho de que estos dos legisladores piensen en desarrollar una estrategia de poder y abandonar los espasmódicos movimientos tácticos de estos últimos años. Pero lo que dejan en claro es que el cimiento donde sustentan su estrategia no deja de ser liberal, con todas las consecuencias y costos que implican para el pueblo que dicen querer representar. El otro dato tácito que emerge es que están convencidos de la necesidad de forjar un armado electoral que tenga chances a nivel nacional porque hasta ahora, incluso con un clima económico desfavorable, el kirchnerismo sigue siendo el proyecto con condiciones reales de seguir gobernando, incluso en su versión más tibia.

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13/10/2014 (2025)        compartir en facebook compartir en twitter compartir en G+ compartir en Whatsapp



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