PERSONERÍA JURÍDICA MATRÍCULA 32264
DPPJ Pcia. BUENOS AIRES
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La hora de los pueblos

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Por Fernanda Vallejos
“Colateralmente a la ocupación militar (...) los capitales (norteamericanos) realizan su expansión económica y financiera, copando las fuentes de riqueza de los diversos países, con la ayuda de ‘gobernantes’ proclives, previamente colocados allí por el propio imperialismo (...) Pero, aunque los pretextos pueden ser muchos, nadie se engaña sobre la verdadera causa y si la abyección no está en el imperialismo que, al fin y al cabo, cumple sus objetivos, recae infamantemente en los que, teniendo la responsabilidad de los destinos nacionales, son capaces de traicionarlos. (...) No es que, como algunos creen y otros sostienen, sea tan difícil escapar a la trampa tendida por la explotación imperialista, hacia la cual nos impulsa la necesidad o la pobreza. Cuando estas cosas suceden es que media invariablemente el deseo de lucro de los personeros de la entrega, comúnmente encubiertos y disimulados tras un título de ‘economistas’”.
Juan Domingo Perón, La hora de los pueblos (1968), Cap. II “La penetración imperialista y la tragedia del dólar”.

Pasaron muchas décadas desde aquel 1968 en que Perón, desde el exilio, escribiera La hora de los pueblos. Todavía, de hecho, no se había consolidado la etapa actual del capitalismo con dominio del capital financiero. Sin embargo, como atinadamente señaló la Presidenta, aún estamos pagando la deuda que contrajeron los que derrocaron a Perón. “...En los diez años subsiguientes (...) hicieron todo lo contrario que nosotros por simple oposición desaprensiva o por otras razones más pecaminosas y las consecuencias no se hicieron esperar: descapitalizaron al país y luego lo endeudaron. Sólo la dictadura de Aramburu, en dos años, se ‘tragó’ la reserva financiera y contrajo una deuda externa de dos mil millones de dólares, que el gobierno siguiente la elevó al doble. Desquiciaron todos los servicios, paralizaron el trabajo y desmontaron la industria que estaba en marcha provocando la desocupación (...) y luego comenzó la entrega de las fuentes de riqueza al imperialismo. (...) No somos, como algunos nos califican, países subdesarrollados, somos países esquilmados desde fuera y destrozados desde los centros vernáculos de oligarquía, que sólo se interesan de ganar, sin importarles mucho ni poco hacerlo a expensas de una Patria que, aunque esté en todas las bocas, no está sino en contados corazones”, sostendría Perón en la misma obra de la cita que encabeza esta nota. A pesar de tantas décadas, aquellas reflexiones no dejan de sonar como “recuerdos del futuro” a la luz de las propuestas de la oposición política, por derecha o por izquierda, liberal al fin, siempre antinacional, llamativa y tristemente tan en sintonía con los mandatos de Griesa, el lobby de los buitres y la especulación inquebrantable de los que conspiran contra nuestra moneda apostando a una devaluación que fuerce una distribución regresiva del ingreso, reclaman libertades absolutas para obtener ganancias monopólicas a costas del bolsillo del pueblo trabajador y la competitividad de los pequeños y medianos capitalistas argentinos, y añoran los tiempos de la “inserción” endeudadora con la que financiaban la fuga de sus ganancias dolarizadas.

Efectivamente, los “personeros de la entrega” siguen cumpliendo su rol en estos tiempos. Los vemos a diario en su infatigable marcha para instalar la cotización del dólar ilegal como valor de referencia de la economía. Sin embargo no es ese dólar negro la referencia para las transacciones comerciales, por las cuales la economía destina a importaciones U$S 77.000 millones anuales al tipo de cambio oficial. Tampoco es la referencia para los argentinos que, en función de su capacidad contributiva, desean acceder a la moneda extranjera para ahorro, a la que acceden, también, al tipo de cambio oficial, tributando un adelanto de ganancias. Tampoco los asiste, como a fines del año pasado, el alza de la inflación que sigue desde enero una tendencia declinante, de lo que da cuenta no sólo el IPC nacional urbano sino las mediciones distritales, tal como el índice que calcula el Instituto de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires –administrado por el opositor Pro, de Mauricio Macri–. Es más, de acuerdo con el último informe de Cifra-CTA, el tipo de cambio real fue en junio un 8,2% superior al vigente en diciembre de 2013, antes de la devaluación de enero. Por otra parte, el stock de reservas del Banco Central se mantiene estable, ubicándose por encima de los U$S 28.000 millones al mismo tiempo que se empiezan a contabilizar los primeros U$S 700 millones del acuerdo bilateral de monedas con China que llega hasta los U$S 11.000 millones, mientras se esperan otros créditos del Banco Mundial, del BID o del BNDES de Brasil. Por su parte, en materia de inversiones se espera el ingreso de U$S 1.000 millones por la licitación de bandas de servicios de telecomunicaciones 4G, entre fines de octubre y noviembre. En el mismo sentido, para antes de fin de año se espera que ingresen los fondos por la financiación de las represas Kirchner-Cepernic, sobre lo cual el ministro Julio De Vido confió que “el presidente del Consejo de la Reforma nos dijo que de ninguna manera lo que pase por fuera de la relación de los dos países va a condicionar los acuerdos firmados con la Argentina”.

Desde ya que existen tensiones estructurales que hacen a la restricción externa, sobre las que ya hemos abundado en esta columna (http://veintitres.infonews.com/nota-8460-.html). Pero esas tensiones estructurales requieren soluciones de igual categoría, que no se encuentran en las “recetas mágicas” de los “personeros de la entrega”. Sólo la planificación estratégica del desarrollo, en clave de soberanía industrial, podrá darnos las soluciones. Mientras tanto, habrá que administrar las complejidades de la coyuntura, que por cierto las hay. Pero se impone estar alerta frente a los peligros del retroceso. Es este el momento de bisagra donde los argentinos, como sociedad, debemos interrogarnos acerca de si aspiramos a la consolidación del desarrollo económico y social de la Nación, para lo cual habrá que empoderarnos y empoderar al Estado, para poner límite a la voracidad de los que no tienen más plan que hacernos recorrer el camino inverso hacia la dependencia. O lo que es lo mismo, decidir si estamos dispuestos a rubricar aquello que apelamos a construir en la esfera internacional y que ha comenzado a cristalizarse en la ONU: que ha llegado la hora de los pueblos.

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27/09/2014 (1998)        compartir en facebook compartir en twitter compartir en G+ compartir en Whatsapp



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